José Augusto Azpúrua G. ¡No me da la gana! |
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Esa es la frase favorita de los personeros del gobierno. Cuando se
les argumenta que están violando la ley y que han de comportarse de forma diferente a como la que están empleando, por cuanto
con ese comportamiento no cumplen con la ley, el resultado es que continúan imperturbables en su violación; aunque cumpliéndola
pudieran lograr objetivos similares. Y esa es la frase que
tendríamos que aprender a usar los pobladores del país que no pertenecemos al gobierno. ¡No me da la gana! No me da la gana
de darte el dinero que me he ganado con el sudor de mi frente; especialmente si lo usas para tratar de esclavizarme; especialmente
si lo falsificas y con ello me empobreces. No me da la gana es una frase que puede resumir la libertad, o puede
representar el mayor abuso del mundo. Cuando el no me da la gana se refiere única y exclusivamente a lo propio, a lo que uno
ha logrado por medio de esfuerzos honestos, los cuales han estado libres de fraude, coacción o violencia, el ¡no me da la
gana! es un grito de libertad; pero cuando el no me da la gana se refiere a una persona que no desea abstenerse de imponer,
o tratar de imponer su voluntad a los demás, para que éstos hagan lo que se empeña el burócrata de turno, entonces constituye
el epítome de la tiranía. De manera pues que ¡no me da la gana! usado en el sentido de hablar
únicamente de lo propio, es la manera de comportamiento que debemos adoptar todos, si es que queremos ser libres. Aceptar
los “no me da la gana” de los personeros del gobierno con referencia a nuestros cuerpos o propiedades es simplemente aceptar la esclavitud. PREGUNTEMONOS:
¿por qué tenemos 22 millones de personas que entregarle 16% de todo
lo que compramos a un grupito, para que lo repartan de acuerdo a su arbitrio a dos millones de personas, alegando que lo van
a repartir a todos porque la riqueza no ha sido bien repartida; cuando tal repartición ha tenido lugar conforme a lo que cada
quien haya trabajado y producido? No me da la gana de que me quiten lo mío. Ya me cansé de que me expoliaran
empleando un argumento falaz: el de repartir la riqueza mejor que lo que lo hacemos todos y
cada uno de nosotros al decidir como, cuanto, y en qué vamos a gastar los centavitos que nos ganamos cada uno de nosotros
con nuestro trabajo honesto No me da la gana de que me sigan quitando lo mío. Y la peor manera como me han despojado de lo mío, aparte de los impuestos
confiscatorios e injustos que han creado, ha sido por medio de la inflación; que es el medio más cruel de despojar a la gente
de lo suyo, por cuanto, como decía el famoso economista John Maynard Keynes: no hay más de un hombre en un millón que entienda
y se pueda percatar del proceso. El Banco Central imprime billetes para demandar bienes y servicios...
sin dar nada a cambio de esos papelitos, cuyo valor se lo confiere el hecho de que el gobierno lo ha impuesto con el paso
de los años. Y ya hoy en día no se requiere de la fuerza para imponer su aceptación.
Ya la gente dejó de ver el dinero como lo que éste era: metales preciosos acuñados para garantizar su peso y pureza. Antes
la gente entendía que los metales preciosos, que valen en el mundo entero, eran el dinero. Eran un bien que, además de fungir
como dinero, tenían otros usos o empleos. Y eran bienes que había que trabajar para conseguirlos y tienen valor intrínseco:
valor en sí mismos. Los billetes del banco central que llegaron a desplazar a los metales
preciosos como dinero, tienen valor sólo en nuestro país, y ya hasta han dejado de ser aceptados en otros países, a menos
que los reciban con un enorme descuento; es decir, a un precio muy inferior al cual el gobierno dice que tiene. Esos billetes que han ido perdiendo su valor a medida que la gente
del banco central han ido haciendo imprimir y puesto en circulación mayores cantidades de ellos, no tienen valor intrínseco
alguno. Un billete de cincuenta mil bolívares cuesta unos cien bolívares producirlo. Y teniendo el poder de falsificar dinero
de manera segura, puesto que los directivos del banco saben que no van a ir a la cárcel por su actividad... ¿qué puede inducirles
a no imprimir muchísimo dinero? Si Ud. tuviera una máquina de imprimir billetes, exactamente iguales
a los que imprime la casa de la moneda... ¿limitaría Ud. la cantidad que estaría dispuesto a producir? El Banco Central tampoco, y a los del banco central NO LES DA LA GANA de dejar de falsificar el dinero y estafarnos por ese medio. A mi no me da la gana de seguir creyendo pendejamente que el banco
central está cumpliendo una función útil para la sociedad venezolana. No me da la gana de que me sigan robando. Por eso, me
tiene sin cuidado cualquier ley que quiera prohibirme que tenga otras monedas que no sean bolívares. Y la violaré cada vez
que se me presente la oportunidad, con la conciencia absolutamente limpia. |
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