José Augusto Azpúrua G. Acerca de Bolívar
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Bolívar fue un hombre útil... durante cierto tiempo; durante
el tiempo de la guerra en contra de los españoles. Habiendo una situación de conflicto que se estaba resolviendo por medio
de las armas, Bolívar, con su habilidad de lucha, perseverancia, y espíritu guerrero, era de gran utilidad para el resto de
las personas del país; pero, cuando se acabó la guerra y los españoles resultaron vencidos, Bolívar se convirtió en una carga
demasiado pesada para sus coterráneos, que le dieron la espalda; no porque no le
agradecieran sus acciones para lograr liberarse de los abusos de las autoridades españolas, sino porque en la paz no se necesitan
comportamientos ni actitudes guerreras, como eran las de Bolívar, empeñado en fabricar una enorme nación con un enorme gobierno...
probablemente para hacerle frente con violencia a los vecinos del norte a quienes parecía ver como una amenaza potencial. Y los ciudadanos de Colombia y Venezuela, empobrecidos
por causa de la lucha armada y sus enormes costos, lo que querían y necesitaban era otros líderes, quizás como Páez y Santander,
quienes gozaban del apoyo de la gente del pueblo; que fomentaran los comportamientos productivos, que era lo que se necesitaba
para salir de la pobreza en la que la guerra emancipadora había hundido a las poblaciones Neo Granadinas. Al no ser Bolívar esa clase de líder, un líder en la paz,
los pueblos sencillamente lo dejaron de lado y se fueron hacia otros derroteros: los productivos. Por eso, en lugar de contar
con el agradecimiento de los pueblos por él liberados, lo que se ganó fue su rechazo. Los hombres de guerra son útiles única y exclusivamente
cuando los pueblos, amenazados por otros hombres de guerra, se aprestan para llevar a cabo la defensa; pero no solamente son
inútiles, sino gravosos, cuando por cualquier razón, se empecinan en ser ellos quienes ataquen a otros pueblos. Así pues la utilidad de los hombres de paz es enorme cuando
la gente de los alrededores se comportan como seres humanos, pacíficos y se dedican a la producción y al intercambio de bienes
y servicios; y la de los hombres de guerra cuando algún otro se desmanda y comienza a depredar, alejándose de los comportamientos
como seres humanos, respetuosos de la integridad física y patrimonial ajena. Quienes lograron endiosar el nombre de Bolívar fueron
los hombres de guerra que vivieron en épocas posteriores, que hasta le pusieron su nombre a la moneda; no como un homenaje
y recuerdo a la memoria de un hombre de guerra que fue de gran utilidad en su tiempo, sino quienes querían, igual que ahora,
soliviantar el espíritu de lucha de la gente para lograr beneficios económicos, en lugar de despertar el amor a la producción
y al respeto por el prójimo para el mejor logro de tal objetivo. Los hombres de guerra, no sólo no son útiles, sino que
se convierten en una pesada rémora cuando lo que necesitamos es respeto a las personas para poder producir lo necesario para
la vida. Ha habido algunos hombres de guerra que, aunque no lo
queramos ver de esa manera, fueron de considerable ayuda en lograr aumentos de producción e intercambio, como lo fueron Gómez
y Pérez Jiménez. Porque emplearon su lucha armada tan sólo en contra de los amigos de lo ajeno, y de quienes querían llegar
al poder a depredar y a empobrecer a las grandes mayorías por medio de la inflación e impuestos confiscatorios, como nos ocurrió.
La democracia no es un bien en sí misma por la cual hay
que entregar la vida. La democracia puede ser simplemente un medio para escoger a los dirigentes; pero si nos equivocamos
en la escogencia, como con frecuencia se equivocan los pueblos, así como nos ocurrió con Chávez (y otros antes que él, como
Caldera Y Carlos Andrés, etc.), la democracia produce entonces resultados como los que hemos estado viviendo desde hace muchos
años. Hay que escoger a quienes quieran hacer respetar la propiedad
que el trabajo confiere sobre sus frutos; a quienes están dispuestos a respetar la integridad y el valor del dinero, y a quienes
no estén tratando de ser ellos quienes produzcan lo que la gente del país necesita, ni siquiera en educación y cuido médico;
sino a quienes permitan que sea la población misma, por medio de acuerdos voluntarios entre las personas, logre los objetivos
que se proponga, y no que el gobierno se los ofrezca, sin cumplir jamás. |
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