José Augusto Azpúrua G. Enfrentamiento entre bandas: El Chavismo contra el resto de la izquierda
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Yo
soy más socialista que tú y por ende ¡mejor!. Esa
es la discusión que ha tenido lugar en Venezuela durante casi medio siglo, gracias al convencimiento generalizado de que el
socialismo es bueno. Yo sé mejor que tú cómo se han de invertir las enormes sumas de dinero que se le quitan ilegítima e inconstitucionalmente
a la población. La
discusión jamás se centra en el papel propio del Gobierno; ¿de dónde surge la legitimidad de los impuestos? Y ¿qué clase de
sistema es verdaderamente más beneficioso para los grupos de menores recursos? A
los venezolanos los han estado llevando presos durante años, sin que la ciudadanía supiera siquiera que tenía derechos. Esos
son los rezagos de las épocas dictatoriales. En esas épocas los dictadores lucharon contra el hampa empleando medios muy violentos
y expeditos. Y la ciudadanía se acostumbró al hecho de que los gobernantes fuesen quienes mandaban y no quienes servían. Y
mandaban para obtener beneficios propios, no para mantener ni servir a los demás; pero los dictadores entendían que para poder
mantenerse en el poder lo que tenían que hacer era respetar las condiciones necesarias para que pudiera alcanzarse el mayor
nivel posible de producción y enriquecimiento por parte de la mayor cantidad posible de personas. Y
ocurrió que los dictadores simplemente dejaron de tener el apoyo popular en cuanto los políticos socialistas llegaron a convencer
a los estratos de menos recursos, en contra de las evidencias, de que un gobierno que le quitara a los ricos para darle a
los pobres iba a ser un gobierno mejor que el que simplemente se dedicara a perseguir a los criminales violentos y los amigos
de lo ajeno; y a resolver las controversias de buena fe que se generaran entre la ciudadanía. Y
la gente no comprendió (y posiblemente no comprenda todavía) que un gobierno bueno es el que protege a la población de las
depredaciones de los criminales y él mismo no despoja a la población de lo que ésta pueda producir para sí -como lo hicieran
los dictadores que mantuvieron la estabilidad monetaria y una relativa libertad de producción y comercio; y se limitaron a
gastar el ingreso petrolero. En
la época de Gómez, a pesar de las restricciones políticas, se produjo un considerable crecimiento económico; un crecimiento
no registrado por cuanto no se llevaban estadísticas suficientemente confiables. En la de Pérez Jiménez, el crecimiento económico
y el aumento de bienestar material de la población en general fue superior hasta al de Alemania, cuyo crecimiento económico
fue llamado "el milagro alemán". Luego, si nuestro crecimiento fue superior a uno que fue considerado un milagro en el mundo,
en el área económica Pérez Jiménez resultó ser excelente; todo lo contrario de lo sucedido en el período democrático. ¿Quiere
esto decir que las dictaduras son mejores que las democracias y deberíamos apoyar las pretensiones de Chávez? ¡NO!
Definitivamente ¡NO! Gómez
y Pérez Jiménez obtuvieron buenos resultados económicos, no por dictadores, sino por no ser socialistas, sino tan sólo un
poquito. En sus gobiernos se respetó (más o menos) la propiedad privada. Lo contrario de lo que ocurre con este Gobierno,
y lo ocurrido con casi todos los gobiernos democráticos, en los cuales el gobierno le fue quitando unos montos cada día mayores
a la población. Comenzaron
con la devaluación de 1961, y luego, aumentando el impuesto sobre la renta; después, el impuesto escondido que resulta ser
la inflación monetaria; posteriormente el impuesto a las ventas y los activos empresariales, y al débito bancario: Impuestos
todos de índole confiscatoria. Y
el peor ha sido el de la inflación que ha empobrecido a nuestra ciudadanía de manera increíble e insólita en el mundo actual.
Nuestra inflación tiende a ser como la ocurrida a inicios del siglo pasado en Alemania, en que el reich mark llegó a ser algo
de tan poco valor que, al haber creado en 1923 el renten mark, una moneda similar en valor al bolívar criollo (5 gramos de
plata de ley 900), se cambiaban entre mil quinientos y cuatro mil millones de reich marks, por un renten mark. Y
así como tal ocurrencia empobreció a los alemanes de manera considerable, algo que ayudó a que llegara al poder un tirano
asesino como Hitler, también ese empobrecimiento ha hecho llegar en Venezuela al poder otro tirano asesino como Chávez. La
diferencia entre Chávez y Hitler es que aún siendo ambos amantes del poder totalitario, sus filosofías productivas varían.
Hitler pensaba en un Estado corporativista en el cual las empresas estaban en manos privadas dirigidas por el Estado y Chávez
piensa más en un estado dueño y operador de todo tipo de actividad económica, eliminando al sector privado, ahogándolo e impidiéndole
trabajar y producir. Una política similar a la adeco-copeyana de continuas intervenciones en el área económica. Si
quienes optan por llegar al poder lo quieren hacer porque son mejores socialistas que Chávez, y saben mejor que él cómo y
dónde dirigir los recursos que pretenden, junto a la banca, seguirle sacando a una población a la que le queda sólo el bagazo,
los resultados seguirán siendo perversos y empobrecedores. |
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