José Augusto Azpúrua G.

Hablando en serio: Algunos conceptos básicos













José Augusto Azpúrua G.





3erPolo
















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Cuando la gente de un país no es capaz de comprender ciertos conceptos básicos, es obvio que tiene que vivir necesariamente en la miseria y envuelta en la violencia que la miseria siempre trae aparejada consigo.

En Venezuela podemos leer ciertas informaciones en los diarios que nos tienen que hacer concluir necesariamente que aquí se desconocen ciertos conceptos básicos imprescindibles para que la gente pueda tener bienestar.

Por ejemplo: el dinero. ¿Qué cosa es el dinero? ¿De dónde surge? ¿Qué le confiere valor? ¿Es el dinero de cada una de las naciones un elemento de patriotismo? O ¿es el dinero tan sólo un bien que sirve para los intercambios, y como unidad de cuenta y almacén de valor? O... ¿un elemento al cual los gobiernos le asignan una inexistente importancia patriotérica para poder desplumar con mayor facilidad a sus poblaciones? Y de la respuesta a todas estas interrogantes debe surgir con claridad la respuesta a esta otra de: ¿qué cosa son realmente lo que llaman "reservas internacionales"? y ¿cuán aceptable, legal, moral y legítimo puede ser un control de cambios?

Si la gente entendiera lo que es el dinero, no se podría publicar tanta bazofia como la que se ha publicado en nuestros diarios (y, lo peor es: que se sigue publicando).

El dinero era originalmente: una invención humana para resolver el grave dilema de la existencia de una doble coincidencia de necesidades para que se pueda trocar, o intercambiar bienes o servicios, entre los seres humanos. La contraparte tiene que tener lo que se desea, y querer lo que uno tiene para ofrecer; y cada uno ha de tener una valoración mayor hacia lo que tiene la otra persona, que uno desea, que aquello que uno tiene para ofrecer.

Y el dinero es ahora: un invento de una parte de los seres humanos: el sector político y el financiero para demandar bienes y servicios, sin dar a cambio nada de valor, sino tan sólo papel impreso, que vale intrínsecamente lo mismo que un periódico de ayer, y que es aceptado porque la imposición gubernamental nos obliga a ello, aunque cada día es capaz de adquirir menos bienes.

Los gobiernos menos deshonestos lo producen en menor cantidad, apoderándose así injusta e ilegítimamente de menor cantidad (relativa) de bienes y servicios; y los más deshonestos e inmorales lo producen de manera desorbitada, para apoderarse sus integrantes de la mayor cantidad posible de bienes y servicios (probablemente antes de que los saquen de esas posiciones y lleguen otros a hacer lo mismo).

En Venezuela, a comienzos del siglo pasado el dinero era el oro y la plata. Los billetes de banco se usaban por ser más prácticos, pero los banqueros que emitían los billetes (bancos privados) tenían la obligación de canjearlos en oro a solicitud del propietario del billete a la tasa preestablecida por la ley (0,29 gramos de oro por bolívar). Y el papel del Gobierno era obligar a los banqueros a canjear el billete en oro si acaso éste se negara a hacerlo. Y... mientras este arreglo duró y los billetes eran emitidos por bancos privados y el Gobierno se limitaba a mandar a hacer acuñaciones de monedas de oro y plata, y a hacer respetar la obligación legal de cambiar los billetes en oro a la tasa legal, el bolívar mantuvo incólume su valor y capacidad o poder adquisitivo durante mucho tiempo: de 1918 a 1940, fecha de aparición del Banco Central.

El Banco Central fue creado por ley, lo que quiere decir que fue una imposición gubernamental, y se le acordó, por la misma ley, un monopolio en la emisión de billetes. Y al ser el Banco Central del Gobierno comenzó, a la larga, a falsificar billetes, como era de esperarse de un monopolio gubernamental.

A partir del momento en que se instauró la democracia, comenzaron a imprimir más billetes que el monto que podrían haber impreso para poder canjearlo en oro a la tasa preestablecida por la ley, lo que constituía y constituye un fraude hacia la población, y la razón de su empobrecimiento. Y así, el bolívar pasó de ser 0,29 gramos de oro a ser tan sólo 0,00002 gramos, ó aproximadamente 0,007% de lo que valía antes.

La conclusión que se puede sacar de lo planteado es que al desconocerse en Venezuela el concepto básico de lo que es el dinero, los gobiernos desde Betancourt a Chávez, ambos inclusive, han empobrecido a la población que lo desconoce. Cada cual podrá pensar si la razón de que tal hecho ocurriera se debe a la ignorancia o deshonestidad de los gobernantes que aprovecharon la ignorancia del pueblo. Esa es un área, la de la motivación de las personas, que no se puede conocer. Los hechos están ahí y son conocidos y conocibles; las motivaciones si son inconocibles. No podemos saber si ese empobrecimiento es fruto tan sólo del desconocimiento, o de la mala fe.

Podríamos terminar repitiendo un dicho que conocí en los Estados Unidos: "No trates de explicar por medio de la malicia, lo que es estupidez pura".

 

Nota: En este artículo corregí los cálculos del valor actual del bolívar con respecto al oro, que lo hice mal y sobrevalué en mi artículo anterior.

 

 

 
















3erPolo

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