José Augusto Azpúrua G.

¿De dónde sale el derecho?













José Augusto Azpúrua G.





3erPolo
















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Todos los seres humanos tienen la capacidad de comportarse racionalmente, o como simples animalitos. Una persona puede tratar a las demás con mucho respeto, o puede sencillamente tratarlas a las patadas; ya sea tratando de obligarlas a actuar como quiere, o impidiéndoles que hagan lo que quieren hacer. Puede respetar lo que los demás poseen por haberlo producido, o puede simplemente tratar de arrebatarle sus propiedades por la fuerza. Puede respetar la integridad física de los demás, o puede tratar de causarles daño, ya sea para obligarles a actuar de cierta forma o impedirles actuar de otras.

El derecho viene siendo simplemente un intento para dar relativa seguridad a las personas de que algunas de ellas no van a actuar de manera violenta en contra de las otras.

Los códigos, o conjuntos de leyes, existen desde hace mucho. Podemos recordar el de Hammurabi, el primero que se conoce, que viene desde 1700 y tantos años antes de Cristo, en Babilonia. Los códigos son intentos de la gente por tener normas de comportamiento más claras que la simple afirmación de que no hay que causar daños a otras personas, ni en sus personas, ni en sus propiedades.

Cuando un comportamiento incivilizado se presenta con relativa frecuencia, tal pareciera que la gente ha tendido a escribirlo para proscribirlo. Y ese intento de aclarar cuando los comportamientos son incivilizados es lo que viene constituyendo el derecho: el estudio de los comportamientos civilizados y las acciones que los comportamientos incivilizados requieren.

Justicia viene resultando ser el que a las personas que dañan a las otras por causa de sus comportamientos incivilizados y violentos, un grupo de personas les obliguen a compensar adecuadamente a las víctimas o sus familiares.

Últimamente se ha venido desarrollando la teoría de que los seres humanos tenemos la obligación de "regenerar" a los malhechores, asumiendo que el comportamiento violento de algunos es "culpa" de la "sociedad", lo cual viene resultando ser muy poco sensato, por cuanto se pretende justificar el inadecuado comportamiento de unos pocos desadaptados que están dispuestos a usar la violencia en contra de otras personas, cuando es precisamente ese tipo de comportamiento el que ha de ser proscrito.

El poder que la gente ha tendido a conferirle a unos pocos para que se encarguen de administrar justicia, creando leyes y persiguiendo a quienes las violen, no ha sido un hecho muy afortunado, por cuanto esas personas, con excesiva frecuencia, han estado empleando el poder que han recibido en lograr beneficios personales, en desmedro y perjuicio de las grandes mayorías poblacionales.

En resumen, personas como, por ejemplo, el Presidente Chávez, son quienes están dispuestos a hacer uso de la violencia para lograr sus objetivos personales, y es justamente el tipo de persona contra la cual se dirigen los esfuerzos de las mayorías pacíficas.

¿Cómo se puede hacer para que una persona que esté dispuesta a hacer uso de la violencia en contra de otra, no lo haga? Simple y llanamente, oponiéndole una amenaza de fuerza igual o mayor.

Quien está dispuesto a emplear la violencia en contra de otros tiende a entender con gran facilidad cuando existe una fuerza mayor, y cede entonces en su pretensión de dañar a otros.

Las ideas marxistas basadas en un supuesto daño efectuado por los capitalistas a los proletarios, les confieren (también supuestamente) a los proletarios el derecho de emplear la violencia en contra de los capitalistas para despojarles de la propiedad de la cual los capitalistas despojaron en primer lugar a los proletarios.

El problema de este concepto es que no eran (ni han sido nunca) los capitalistas quienes han despojado a las poblaciones, sino precisamente los gobernantes que alegan hoy en día estar protegiendo a los pobres proletarios.

El medio que han empleado es el engañoso del estado benefactor que se supone va a quitarle a los ricos para darle a los pobres y termina quitándole más a los pobres (que son más fáciles de engañar), para cogerlo ellos y repartirlo con algunos amigos ricos que siempre tienen. Con excesiva frecuencia ese estado benefactor ha empleado la inflación monetaria como medio de expoliación de sus poblaciones.

El derecho es el respeto por la integridad física y patrimonial de la que deberíamos participar todos los seres humanos; incluyendo la capacidad de vivir pacíficamente en cualquier país del mundo que escojamos, sin que su burocracia pueda hacer nada por impedirlo legalmente, o el poder usar cualquier tipo de dinero, o medio de cambio, que deseemos. Eso es el verdadero derecho humano.
















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